martes, 5 de noviembre de 2013

El Infierno

Andaba con paso firme. Observando cada baldosa que iba a pisar. Con prisas en los pies y preocupaciones en la mente. Atento a las dos cosas. Ese caminar inquieto cuando te esperan asuntos judiciales. Asuntos menores pero con letrados de por medio. Ya ves.
Un ensayo mental para hacerlo lo mejor posible. Que la memoria no se apague en el peor momento. Sorteando obstáculos de forma instintiva. Reivindicándome. La memoria la apaga la vida misma sin consultar. Es sabido de todos que a los jueces hay que contestarles con precisión. Como el bisturí en manos de un cirujano. O el teorema de Pitágoras en boca de un profesor de secundaria.
Nada es o deja de ser. Todo es presunto hasta que dicen lo contrario.
Así las cosas. Resulta que algo obstaculiza el rápido avance de mi persona. Lo intento sortear pero el obstáculo se mueve. Un señor con panfletitos en una mano y repartiendo los mismos con la otra. Será un menú a cuatro euros de un top chef de esos de por aquí. De los de andar por casa. Miro. No es un menú de comer. Es un ejemplar gratuito imprimido en Maundridge, Kansas (USA). "Gospel tract and Bible Society". No era el momento y se fue directamente al bolsillo.
Más tarde, aprovechando el sosiego de la noche. Con la compañía de una fina lluvia. Y el silencio de un viento domesticado. Vuelvo a mirar. "Lo que la Biblia nos enseña sobre el Infierno". Un castigo o una bendición. Lugar exclusivo para pecadores. Los que somos ateos estamos exentos. Sólo pecan los creyentes.
"La Biblia enseña claramente acerca de la temida realidad de un lago de fuego eterno. Se advierte al pecador que haga buen uso de su tiempo para escapar de la terrible condena del Infierno. Un lago de fuego (Apocalipsis). Eternamente en la oscuridad de las tinieblas (Judas). Un pozo de abismo con un humo que sale del horno que hay en el pozo y en el lago de fuego. Un humo tan denso que oscureció el sol y el aire. Que los que allí están es porque han bebido del vino de la ira de Dios que está formado por fuego, humo y azufre por los siglos de los siglos. No hay reposo ni de día ni de noche para sus moradores".
Reconozco que el texto es resultón. Medio acojona. Quién haya escrito esto tiene que tener muy mala leche. Yo leyendo estas cosas de cuarto milenio en una noche lluviosa de otoño. El autor debió sufrir multitud de traumas en su infancia. De esos que están escritos en los libros de psiquiatría. Ya me sobran bondades para ser ateo.
"El infierno está abajo. Los que se portan bien van hacia arriba (Proverbios). Los malos irán directamente al Infierno después de ser abatidos (Mateo). Además no hay forma de moverse de arriba hacia abajo y mucho menos de abajo hacia arriba. El que vaya estará para siempre (Lucas). El camino que va hacia abajo es fácil de andar. Es ancho y está repleto de gente. Además la puerta es muy grande (Mateo)".
Puede ser interesante si uno tiene la capacidad de hacer amigos. Ya una vez dentro, con tanto fuego, humo y azufre tiene que ser chungo. Pero insisto que esto va dirigido a los creyentes.
"Todos los que se olvidan de Dios serán trasladados allí bajo la responsabilidad de los ángeles malos (Salmos). Lugar reservado para los cobardes, incrédulos, abominables, homicidas, fornicadores, hechiceros, idólatras y mentirosos. Allí tendrán su segunda muerte (Apocalipsis)".
Y dicen Mateo y Lucas que "no habrá consolación ni remedio. Que llorarán y crujirán sus dientes. Porque nunca serán liberados de esos tormentos indescriptibles. De esas tinieblas. Y pedirán a Abraham que les envíe a Lázaro con un vaso de agua fresca. Pero será que no. Porque cada pecado tiene su condena".
Estas cosas es bueno no leerlas. Si lo haces que sea de día y acompañado. No recomiendo recoger panfletitos en plena calle. Ahora camino mirando a todas partes y al suelo sólo de reojo. Estoy turbado y confuso. Dejaré pasar un poco de tiempo. Y mientras me portaré bien para alcanzar los jardines de la luz. Salud.  
P.D. Hay mucho más. Pero no se trata de asustar al respetable. Ni de aburrir, que uno va para nota.