lunes, 22 de agosto de 2011

Ramón Llull III

En esta tercera entrega sobre la vida y obra de nuestro beato quiero tratar algún aspecto confuso de su existencia. En la primera entrega me emocionaba el interés por la estética de la palabra -hablada o escrita-. Habló mucho y escribió mucho y todo lo hizo bien. En la segunda entrega se daban unos trazos firmes sobre su vida en palacio. Sus estudios primarios y básicos. Sus amorios y sus relaciones con obispos, señores, alta burquesía, príncipes y reyes. No olvido sus contactos con el escalón más bajo de la sociedad que eran los moritos mallorquines a los que quería convertir al cristianismo. Su paso de señor burqués y acomodado a fraile franciscano lego. Su reclusión voluntaria en Randa para pensar, meditar y escribir. Sus largos y múltiples viajes para predicar las bondades de lo que él creía y la ampliación de sus estudios en universitarios y en todas las disciplinas del saber que eran muchas. En unas con más interés que en otras.
El primero de Octubre de mil trescientos once empieza el concilio de Viena que se alarga hasta el seis de Mayo de mil trescientos doce bajo el papado de Clemente V y en el que Ramón Llull destaca en muchas de las ponencias. Con tanto tiempo se trata de todo lo concerniente a la iglesia, a la doctrina, a la fe, a las bases morales e incluso a la separación en tres órdenes a la comunidad franciscana de la que forma parte y se queda en la tercera orden regular que es la que actualmente hay en Mallorca. Un dato curioso es una resolución o disposición por la que se prohiben los fastos y los lujos entre los crérigos, frailes y representantes de la iglesia en general. Es evidente que esta es una de las miles de propuestas aprobadas y nunca llevadas a cabo. El mismo Ramón Llull la incumple sistemáticamente y en ello me extenderé en la siguiente entrega. Nuestro beato tiene servicio y la mayoría de sus criados son africanos reconvertidos del islam y a los que incluso llega a maltratar debido a su carácter agresivo que se forjó en su juventud entre caballeros y batallas. Siempre quiso cambiar pero no pudo por mucho que se empeñó y así consta por escrito, aunque siempre terminaba pidiendo perdón.
En mil trescientos doce funda una escuela de estudios religiosos en el Puig de Randa con una gran actividad. Un año después hace testamento ante el notario Jaume d'Avinyó del que quiero resaltar la donación de todas sus obras y escritos al convento de los franciscanos de Mallorca. Los musulmanes en África se desesperan por los muchos ataque furibundos de Llull en contra del islam. Estuvieron a punto de lapidarlo. Aquí viene la confusión. Una versión de la historia dice que realmente murió lapidado y su cuerpo fallecido fue trasladado a Mallorca donde fue enterrado. Otra versión dice que resultó mal herido y murió durante la travesía desde Tunez a Mallorca. Hay otra que da detalles de sus lesiones, que llegó vivo a la isla, que se recuperó y que murió al año siguiente siendo incinerado y depositado en una capilla de la Basílica de San Francisco de Mallorca. No se cual es la verdadera y ni siquiera se si llegaremos a saberla. Salud.